Julieta Lanteri: la lucha por el voto femenino
El 26 de noviembre de 1911 marca un hecho histórico para las mujeres latinoamericanas. La argentina Julieta Lanteri fue la primera mujer en votar en el país y en América Latina. Este acto marca un hito en la lucha por los derechos políticos de las mujeres y marca el arduo camino que se empieza a emprender para poder ejercer la ciudadanía y los derechos democráticos.
Su historia y primeros años
Julieta Lanteri nació a fines de los 80 en Italia y llegó a Argentina a los seis años junto a su familia. Para poder ingresar a estudios superiores, cursó los primeros tres años de manera libre y se convirtió en la primera mujer en obtener el título de bachiller en 1895.
Cuando intentó inscribirse como profesora adjunta, fue rechazada por su nacionalidad extranjera. Gestionó la carta de ciudadanía argentina y, tras varios trámites, la recibió el 15 de julio de 1911, con la ayuda de su esposo, Alberto Renshaw. Se habían casado civilmente el 6 de junio de 1910. Renshaw, 13 años menor, apoyó sus luchas; luego se separaron, y según la biografía de Ana María Mena, Julieta no tuvo hijos. Su hermana fue su compañía constante.
Julieta ejerció como profesora de Ciencias Naturales en la Escuela Normal 3, realizó prácticas en el Hospital Ramos Mejía y abrió un consultorio en Avenida de Mayo 981. Participó en la organización del primer Congreso Feminista Internacional de América del Sur en 1910 y del primer Congreso Internacional del Niño. En 1912 fundó y presidió la Liga para los Derechos de la Mujer y del Niño.
En 1915 formó parte de la creación del primer centro feminista, que luego pasó a llamarse Centro Juana Manuela Gorriti y en 1919 se transformó en la Asociación Pro Derechos de la Mujer. La institución impulsó leyes y proyectos sobre aumento de sueldo a empleadas y maestras, creación de hogares maternales, bibliotecas en barrios y cantinas escolares, entre otros. Estos esfuerzos sentaron las bases de la Ley de Derechos Civiles de 1926.

Colaboración con otras activistas
Lanteri trabajó con Elvira Rawson de Dellepiane, Petrona Eyle, Sara Justo, Alicia Moreau y Ernestina López, entre otras. Presentaron proyectos para eliminar leyes que colocaban a las mujeres en inferioridad y promovieron la educación y bienestar de niños y jóvenes en situaciones de vulnerabilidad.
Por primera vez: un voto femenino
Fue en 1911 que, con un amparo, logró incorporarse al padrón electoral. La ley no excluía a las mujeres y fue reconocida por la justicia. Ese año se volvió en la primera mujer en figurar en el padrón y ejerció su voto en una elección municipal en Buenos Aires, haciendo historia en una urna.
Su voto implicó la apertura de la participación política femenina y la consolidó como una figura dentro del movimiento.
Paso a la historia
Tras el golpe militar de 1930, intentó reorganizar el Partido Feminista Nacional y financiar nuevos mitines a favor de los derechos civiles y políticos de las mujeres. El 23 de febrero de 1932, un automóvil conducido por David Klappenbach, miembro de la Legión Cívica fascista, la atropelló en Diagonal Norte y Suipacha. Falleció el 25 de febrero debido a las graves lesiones. Nunca se juzgó a los responsables, y las actas policiales fueron alteradas.
Lanteri apuntaba a dos ejes transformadores de la sociedad: la equidad y la justicia social. Nadie nos regalará nada decía en grupos de mujeres y las palabras resonaban transformando el panorama político, abriendo el camino a quienes la siguieron después.
Qué simboliza la urna de voto en el Museo de la Democracia
El 9 de septiembre de 1947 una multitud de mujeres se agolpó en las inmediaciones del Congreso de la Nación para exigir a los legisladores la aprobación la lev de sufragio femenino. La ley 13010 se promulgó, al fin, el 23 de septiembre 1947, estableciendo que «las mujeres argentinas tendrán los mismos derechos políticos y estarán sujetas a las mismas obligaciones que les acuerdan o imponen las leves a los varones argentinos».
A pesar de ser promulgada en 1947, recién el 11 de noviembre de 1951 las mujeres pudieron acudir masivamente a ejercer su derecho democrático. En el museo podés encontrar una de las urnas utilizadas aquel 1951 para el voto femenino. Ilustra el artículo 21 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: «Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos».